Presentación
?La danza es una forma elemental, eterna, de expresión humana; un idioma universal. Danzar, simplemente, es dejar que el cuerpo se exprese por sí mismo rítmicamente. El ritmo y la música son elementos naturales en el ser humano, desde el mismo vientre materno, donde percibimos el compás de los latidos del corazón de nuestra madre, su respiración, sus pasos al caminar, el sinuoso fluir de la sangre en sus venas... Cada individuo podría llegar a descubrir al bailarín o bailarina que late dentro de sí.
El movimiento, nuestro primer lenguaje, toca centros de nuestro ser más allá del alcance del vocabulario de la razón. Bailar nos proporciona un estado de euforia, nos acerca a una nueva libertad de espíritu, al éxtasis. Federico García Lorca habló de esta sensación especial como El Duende, la capacidad de sentirse pleno de espíritu, que va más allá y trasciende al propio espíritu de uno.
Iris Stewart (maestra, bailarina y profunda investigadora de la danza) afirma que «la Danza es divinidad», un estado natural de gracia en el que todos residimos. En esta forma sagrada, el baile es un lenguaje que reúne el cuerpo, el alma y la mente. Por esta razón, somos muchas las personas para las que la Danza es meditación, pues de una forma paralela a disciplinas como el Yoga, entran en comunión la parte física, psíquica y espiritual del individuo. La danza se vuelve Eva Sampedro Indo-Tribal con Espadasagrada cuando la belleza del movimiento comunica con el ideal divino. El baile es la forma más antigua y elemental de expresión religiosa, siendo esenciales los movimientos rítmicos repetitivos en el proceso de unión con lo divino y el flujo cósmico. En su libro “Sacred Woman, Sacred Dance”, Iris Stewart nos explica que todas las formas de arte comenzaron como una expresión ritual y de veneración. Así pues, como la danza fue primaria en rituales de culto y adoración, la danza fue la madre de todas las artes. Las enseñanzas fueron compuestas en versos repetidos como conjuros o salmos, mientras la gente caminaba o se movía de un modo específico. De esta manera surgieron los ritmos de la música, las rimas poéticas en representaciones artísticas de música y baile; y el cuerpo en movimiento inspiró a los grandes pintores y escultores.
La danza también es historia. La verdadera historia de cualquier gente es conocida por sus danzas y músicas folclóricas. Una escritora, Agnes DeMille, dijo: «ninguna danza miente, ningún cuerpo miente».
La palabra historia en sí misma viene de la danza. Histor, en la antigua Roma, significa bailarín o danzante, y es la raíz para muchos derivados. En el ámbito de la danza oriental, son múltiples y muy comentados los beneficios que otorga su práctica, tanto a nivel físico como emocional.
Simplemente atreverse a probar una clase o sentir curiosidad por la danza oriental ya es una luz que se ha encendido dentro de nuestra cabeza, una puerta que se ha abierto, un paso adelante... A veces incluso hemos llegado a cerrar tanto la parte intuitiva de nuestra mente, que nuestra espiritualidad sólo puede expresarse a través de nuestro cuerpo, y quizás rescatarse a través de la DANZA...